Los soldados están en las calles y hacen patrullajes, autorizados por un Decreto de hace un año. Antes hacían operativos conjuntos con la Policía; ahora actúan por su cuenta. Los policías solamente entregan informes sobre los sitios donde se debe operar.
El reto para las Fuerzas Armadas es grande. Su principal tarea es preservar la soberanía nacional y la integridad territorial. Para el Gobierno, su labor en el orden interno ahora es un mandato.
Muchos jefes militares consideraron en el pasado que había un alto riesgo de contaminación y de corrupción. Los militares no están equipados ni preparados para el resguardo de la seguridad interna.
Apenas se están capacitando unos pocos policías militares en leyes y derechos humanos. Pero hacen falta más, y la tarea de la lucha contra el crimen organizado y las mafias internacionales no es cosa fácil.
Hasta hace poco el Gobierno decía que el asunto de la violencia, el sicariato y la presencia de mafias internacionales era invención de la prensa. A esta hora la decisión política de involucrar a las FF.AA. en esa lucha no deja ya duda ninguna sobre la realidad.
Diario El Tiempo, de Bogotá, denunció que dos narcotraficantes del poderoso cartel de Sinaloa llegaban a los campamentos de su socia, la narcoguerrilla de las FARC, atravesando territorio ecuatoriano.
El presupuesto de Defensa supone reforzamiento operacional y equipo militar apto para estas nuevas tareas. Se contemplan armas como las que tienen los ejércitos de EE.UU. Colombia y México, según un informe publicado por este Diario. Además, se busca equipo antimotines, gas lacrimógeno y gas pimienta que se usan en tareas distintas a la lucha contra el crimen organizado.