Fernández y la realidad económica argentina

Cara a cara con los problemas de una economía enferma. Así, el nuevo presidente argentino Alberto Fernández empieza su mandato de cuatro años.

Luego de los fastos de la posesión y los festejos populares, con buenos discursos de unidad, y tras de los primeros exámenes a las cuentas fiscales, la cruda realidad se destapa.

‘La única verdad es la realidad’. Es la frase del filósofo Immanuel Kant que el general Juan Domingo Perón -ícono para todos sus seguidores y cuya égida sigue gobernando Argentina tras sus mandatos de mediados del siglo pasado- adoptó como suya.

Cómo le estará retumbando en su cabeza al presidente Fernández esa máxima que parece tener mucho de cinismo pero que, en realidad de verdad, es absolutamente cierta.

Lo primero que hace un gobierno apenas asume es echarle todas las culpas a su antecesor. Pasa y seguirá pasando en todas las latitudes.

Luego, en el aterrizaje forzoso, hay ocasiones en que algunos creen que la mesa, en verdad, estaba servida; y llegan los problemas para resolver.

Esos problemas que son de todos ya no son solo responsabilidad del otro. La perspectiva de criticar cada acción u omisión desde la tribuna democrática de la oposición parece, en ese caso, ya no tener mayor valor.

Ahora, al crítico le toca resolver o proponer y buscar fórmulas. La imaginación no alcanza y la realidad de la economía marca la cancha.

Alberto Fernández intenta medidas para contener al nervioso dólar. Mauricio Macri lo hizo soltando caudales gigantes de la reserva monetaria en el último tramo de su gobierno para contener la debacle.

Pero parece que en la orilla occidental del Río de La Plata no hay un dique que contenga la marejada. Por ahora se propone imponer un impuesto a los ahorros en dólares. Veremos si algo ayuda y contiene... Y llegaron los congelamientos a las pensiones especiales de jubilados. Medidas para ‘todos y todas’, dijo con pleonasmo populista el Presidente. O para casi todas, será, ya que la senadora Cristina Fernández viajó a Cuba de vacaciones a ver a su hija, con escolta pagada por ‘todos y todas’.

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