Llegó el feriado de Semana Santa. Para los fieles creyentes es tiempo de recogimiento, oración, de recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Para quienes no viven la fe con intensidad, es una temporada de viaje, vacaciones y entretenimiento. En las iglesias de todas las ciudades las misas y conmemoraciones litúrgicas recuerdan el Vía Crucis, la Última Cena, la muerte de Jesús, el traslado al Santo Sepulcro y la Resurrección.
En Jerusalén y Roma la celebración religiosa tiene connotaciones especiales. Las procesiones con alegorías a los santos, estatuas de la Virgen y representaciones de Cristo son paseadas entre la veneración y el sacrificio.
En ciudades como Quito y Guayaquil las procesiones de Jesús del Gran Poder o el Cristo del Consuelo suelen ser particularmente multitudinarias y no solo son actos de fe sino motivo de admiración de turistas. Pero hay un porcentaje inmenso de ecuatorianos que aprovechan el feriado para el descanso. Viajes a las playas, paseos familiares y recorridos por distintos parajes de nuestra geografía suelen ser preparados con antelación.
Sube la ocupación hotelera y los negocios de restauración hacen importantes ganancias.
Es una época de gran congestión en las carreteras, por lo que caben las precauciones al estimar los tiempos de viaje, y vale redoblar las recomendaciones de arreglos mecánicos y cuidado al manejar para evitar sobresaltos.