Las cosas han cambiado en la frontera nororiental del Ecuador. Cinco años después del ataque militar colombiano a territorio ecuatoriano para desmantelar un campamento guerrillero clandestino en la zona de Angostura, la influencia del grupo subversivo ha disminuido, se ha trocado en operaciones más disimuladas referentes a la logística de armas, alimentos y abastecimientos.
La lógica del yunque y el martillo se impuso. La fuerte ofensiva militar colombiana, el despertar de las fuerzas ecuatorianas y el desmantelamiento de varios campamentos guerrilleros han conseguido que el territorio ecuatoriano no sea más la zona de retaguardia del grupo narco-guerrillero. Otras operaciones militares colombianas y la aniquilación de varios cabecillas de las FARC contribuyeron para ese nuevo escenario.
El 1 de marzo del 2008 el ataque de Angostura dejó 23 muertos, entre ellos alias ‘Raúl Reyes’, entonces número dos de las FARC. El ataque fue ordenado por Juan Manuel Santos, en esa época ministro de Defensa de Álvaro Uribe.
Las relaciones entre ambos países se rompieron pero a cinco años de la incursión militar están plenamente restablecidas y los diálogos entre Santos y Correa son fluidos. Hoy el nororiente ya no es retaguardia militar de las FARC, aunque otras operaciones logísticas sigan, como muestra la reportería de EL COMERCIO en los sitios.
Hoy la zona caliente está en el norte de Esmeraldas.