¿Qué acontece con la distribución de las bombonas de gas de uso doméstico en varios sectores de Quito? La pregunta se plantea nuevamente en la capital ecuatoriana como resultado indeseado del drama que constituye para algunos consumidores conseguir un cilindro de este combustible. El problema en las últimas semanas se escenifica en particular en zonas del sur de la ciudad. Y se ha extendido a otras urbes, como Ibarra.
Las autoridades han negado casi al unísono que se trate de un desabastecimiento del producto. Es más: Diego Fuentes, viceministro de Seguridad, ha dicho que el problema tiene otros ribetes. Se trata, ha señalado, de una especulación por parte de algunos distribuidores, que son parte de un gremio que a escala nacional integra a 2 621 miembros. 20 de ellos ya habrían sido sancionados.
La especulación, de acuerdo con las autoridades, se interpreta como un intento de conseguir el incremento del precio del cilindro de Gas Licuado de Petróleo (GLP), que mantiene un gran subsidio estatal. También es sabido que las bombonas son sacadas de contrabando a Colombia y Perú, precisamente por la enorme diferencia en sus precios.
Parece claro que aún no dan del todo resultado las acciones que anunciaron en días pasados el Ministerio de Hidrocarburos, Petroecuador y la Agencia de Regularización y Control de Hidrocarburos (ARCH). Es necesario, entonces, afinar las medidas para aliviar el drama de quienes usan ese combustible que se planea reemplazar por electricidad.