Las fronteras, son, siguen siendo, zonas calientes donde pasan muchas cosas preocupantes. Una de ellas son los explosivos.
Los efectivos de las Fuerzas Armadas han procedido a la incautación de material explosivo en cantidades considerables.
Diario EL COMERCIO divulgó en su edición de ayer 28 de julio un reportaje que daba cuenta de 19 104 kilos durante el primer semestre de este año 2015. La información procedente de investigaciones militares sostiene que el material llega al país de contrabando y que es suministrado a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Una reciente captura da cuenta de un supuesto miembro del aspecto logístico del poderoso Frente 48 de las FARC.
Durante muchos años, los insurgentes han encontrado en la espesura de la selva y en las dificultades de la preservación un incentivo para operar en silencio.
Traficantes de armas, uniformes, botas de caucho y alimentos usaron clandestinamente las trochas y mangas selváticas y las agrestes montañas andinas para transitar con cierta fluidez entre ambos países con estas mercaderías ilegales.
Antes, alguna vez, se detectó armamento y explosivos robados en el país.
Otra fuente atractiva para las mafias de armas y explosivos constituye la minería clandestina que el Régimen y sus fuerzas del orden se empeñaron en desmantelar.
El esfuerzo contante de militares y policías por luchar contra estos delitos es encomiable y la dotación de equipos logísticos y tecnológicos, indispensable.