Los expertos lo advirtieron con anticipación. La medida restrictiva del pico y placa no es una solución sino un paliativo temporal. Mientras el efecto positivo se diluye, no llegan las acciones complementarias.
Es verdad que en primera instancia los efectos de la aplicación de la medida restrictiva y parcial del pico y placa aliviaron la congestión capitalina, pero la idea era, y así lo entendió toda la gente, que se pondrían en marcha medidas complementarias de forma inmediata. Los objetivos debieran ser la mejora de la calidad del transporte público y el diseño de un plan vial que contemple cambios en la dirección de las vías, flujos y contraflujos, adecuaciones geométricas y eliminación de redondeles. Además, este plan debiera tener grandes obras de infraestructura con vías más anchas y con más carriles.
El Municipio de Quito está perdiendo un tiempo precioso. Mientras no se concreta una solución global al uso de los corredores exclusivos, la oferta del metro se ve aún muy lejana y si se llega a cristalizar será después de mucho tiempo. Otras alternativas -tren aéreo por las vías existentes, incremento de unidades del trole y la ecovía- tampoco llegan.
Además, los camiones de carga siguen circulando pese a que hay horarios fijados por una ordenanza y nadie los controla. Los estudios comparativos del pico y placa de otras ciudades decían que esta medida podía ser una solución parcial y durante dos años. El incremento del parque automotor (a razón de un 9% anual) se ha estimulado. Para mediados del 2012 tendremos en la calle el mismo número de autos particulares que cuando empezó la restricción.
Otros ya hablan de la posibilidad de poner la restricción durante todo el día. Pero sin las medidas complementarias esta será otro parche en la colcha de retazos.