ESTACIONAR EN QUITO
La falta de sitios adecuados y seguros para estacionar los vehículos es otros de los problemas que se suma a aquel de la circulación asfixiada y los trancones en varios cuellos de botella de la capital.
Quito merece una planificación. A la falta de plazas de estacionamiento se suma el problema de la inseguridad y el incremento de robos de autos.
Varios de los centros comerciales ponen en vigor, o están estudiando implantar, sistemas de parqueo tarifado para evitar que los espacios sean ocupados por quienes no son clientes de los locales comerciales.
Hay ciudadanos que se resienten por esta medida, así como por el crecimiento de las zonas azules, que implican costos por horas en sectores de alta circulación y que no conllevan seguridad para los vehículos sino solamente el cobro por el espacio público.
Hace tiempo se habló de la construcción de grandes superficies con varios pisos de estacionamientos, por ejemplo en la zona de La Mariscal, para atenuar la saturación de espacios.
Imaginativos proyectos buscaban un sistema de concesiones en el parque La Carolina, sin afectar sus zonas verdes sino con estructuras subterráneas, lo mismo que en la zona de la avenida República de El Salvador. Incluso se pensaba que se las podría concesionar a empresas privadas para que no signifique ni un centavo de costo al Municipio.
Más allá de esas soluciones, no se entiende cómo se proyecta construir dos bulevares en avenidas como la Naciones Unidas y la Colón, que son vías de descongestión entre oriente y occidente, en esta ciudad angosta.
La verdad es que hay que poner a trabajar la imaginación antes de embarcarse en proyectos costosos y que pueden complicar aún más la sensación de asfixia que vive Quito.