Con la nominación formal de Hillary Clinton y Donald Trump -una semana antes-, los partidos Demócrata y Republicano se ponen en lisa para la batalla final de una atípica campaña presidencial.
Un puñado de partidos minoritarios también tendrán sus postulantes, como siempre ha sucedido, pero rara vez se divulga con profusión sus nombres.
La clave para descifrar el momento político de Estados Unidos empezó a vislumbrarse en las campañas internas más largas y difundidas de su historia.
Lo que parecía ser una anécdota pintoresca en el Partido Republicano se fue convirtiendo en realidad: la candidatura diferente de Donald Trump.
Por el andarivel Demócrata, lo insólito: la primera candidatura en la historia reciente de una mujer con serias aspiraciones a llegar a la Casa Blanca y que pondría por tercer período consecutivo al partido al mando de la poderosa nación. Pero las convenciones pintaron de cuerpo entero a uno y otro candidato y marcaron lo que podría ser este trecho de cuatro meses hasta las elecciones. Trump empleó toda su experiencia e hizo de la convención un ‘reality show’ lleno de luces y oropel.
Clinton, sin abandonar el colorido de fiesta, echó mano de su experiencia: exsenadora, exsecretaria de Estado, ex- primera dama, y dio lección de solidez.
Ahora todo está en manos del estadounidense medio para saber si la continuidad en una línea seria o la sorpresa populista, serán la marca que impere en los próximos cuatro años.