La situación económica impacta en distintos niveles de la producción y en los entes estatales. Los gobiernos seccionales muestran sus debilidades.
Los atrasos de los pagos del Erario Nacional hacia los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) fueron evidenciados paulatinamente por varios de los titulares de prefecturas y municipios y de distintos signos políticos.
Los retrasos motivaron deudas de los roles de los gobiernos seccionales y la falta de flujo se trasladó al pago de los proveedores. Buena parte de la obra pública que está a cargo de estas entidades se mueve con el dinero del Presupuesto. Con estos retrasos no solamente se detienen las obras sino que, a su vez, retardan la dinámica de consumo de distintos sectores que dependen de la construcción: equipos, maquinaria, camiones, sector ferretero, cemento y demás insumos se van adquiriendo conforme el flujo de dinero que proviene del Estado y se canaliza por prefecturas, alcaldías y juntas parroquiales.
El fin de semana el vicepresidente Jorge Glas dijo que los pagos en el año 2015 no sufrieron retrasos y criticó a la oposición. Esta semana la tarea será contrastar estos pagos. Los GAD deben entregar sus cuentas por un ejercicio de transparencia indispensable.
Nadie desconoce que el nuevo escenario de la economía pone a todos los sectores en dificultades y lo que sucede con los Gobiernos Autónomos Descentralizados es una muestra más del crítico estado de la cuestión.