Polémica innecesaria

La expedición de una resolución para obligar a 14 bancos a operar con dinero electrónico, y la posterior contraorden de la Junta Bancaria, causaron desazón.

Veamos los hechos: hace dos años empezó la etapa de pruebas con el dinero electrónico. Para el 9 de diciembre de este año, un total de USD 4.2 millones se transan en este sistema novedoso pero que no se ha generalizado.

Una dependencia de la Superintendencia del Control del Poder de Mercado resolvió obligar a los bancos a que en un plazo máximo de 30 días operen en esta modalidad, so pena de una sanción por incumplimiento, equivalente al 8% del volumen de su negocio.

Ocho horas más tarde, la Junta reguladora Monetaria y Financiera, entidad natural que controla y regula la operación bancaria, desautorizó la medida.

Cuando se lanzó la idea se habló, en un principio, de hacer este sistema de dinero electrónico mandatorio. Tras varias consideraciones se dejó a la banca en libertad de adoptarlo o no, lo cual parece más propio y conveniente en atención a las diferencias tecnológicas que cada institución bancaria puede tener. Parecía algo sensato.

Con la controversia de este miércoles y las discrepancias entre dos entidades gubernamentales queda claro, que, al menos en este caso, no existió la debida coordinación interinstitucional para tomar una decisión delicada.

Si la banca enfrenta en estos días una agenda compleja, no cabe revolver el avispero con otro tema polémico.

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