El jueves, el Presidente convocó a los alcaldes triunfadores de la justa electoral del 24 de marzo. Más de 200 alcaldes electos acudieron al llamado.
Al día siguiente de las elecciones, Lenín Moreno anunció que trabajaría de la mano con las autoridades electas. Ha sido enfático en señalar que ese trabajo será independiente del signo político de los dignatarios escogidos. Ese mensaje para los alcaldes se extiende para los prefectos y las juntas parroquiales.
El encuentro de esta semana tuvo un talante cordial. El Gobierno invitó a participar en el Diálogo Nacional, con miras a mejorar la gobernabilidad. Todo esto inscrito en el Acuerdo Nacional anunciado a principios de año y recordado como eje central de
la agenda gubernamental por el Vicepresidente, tras las elecciones.
Este será un buen momento para la reconciliación, como lo marcó el Primer Mandatario. La campaña electoral fue un momento de confrontación, muchas veces acre y de ofertas baratas, que es menester superar en función del pragmatismo de la hora.
La idea de seguir adelante con los proyectos sociales fue enfocada por Moreno para que los municipios colaboren con tierras para desarrollar los plantes de vivienda que el Gobierno ha ofrecido. Quito y otras ciudades ya han avanzado en esa línea.
Un tema en el que se formularon compromisos es en el trabajo mancomunado en materia de seguridad, uno de los aspectos que más preocupa a la ciudadanía en todo el país.
Los alcaldes, por su lado, aprovecharon la ocasión para tomar nota sobre los funcionarios con los que deberán hacer seguimiento de los proyectos y los presupuestos.
La reunión con los alcaldes y las citas futuras con prefectos electos deben entrañar también un compromiso serio y sostenido por la calidad del gasto en los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).
No puede ser que algunos municipios empleen la mayoría de recursos en gasto corriente -sueldos y gastos administrativos- descuidando obras fundamentales y asunción de competencias. Tiene que haber un uso racional de los recursos limitados.