Por segunda ocasión en algo más de un año, el presidente Rafael Correa habla de la eventual salida del acuerdo de integración.
La Comunidad Andina (CAN) tiene su origen en los sesenta. El Acuerdo de Cartagena llegó con la creación del entonces llamado Pacto Andino.
Chile fue el primero en tomar distancia. El Perú de Fujimori se mantuvo al margen unos años y en ocasiones ha sido cuestionado por varios integrantes.
La idea avanzó hasta la creación de la Comunidad Andina con el sistema Andino de Integración, conformado por el Parlamento Andino, de poca utilidad, y el Tribunal Andino de Justicia, que ha cumplido su función en ocasiones.
Lo que se dijo era un brazo ejecutor de las políticas de la Cepal forjó un sistema de intercambio comercial que debió avanzar hacia facetas integracionistas más activas y efectivas. La balanza ha experimentado mutaciones y hasta déficit para el Ecuador. La zona de libre comercio beneficia a unos sectores pero va en detrimento de otros.
La Venezuela de Hugo Chávez denunció el acuerdo y salió cinco años más tarde, tiempo que tardaría el Ecuador en abandonarlo, si así lo decide.
Las salvaguardias han tensado la cuerda. Ecuador ahora plantea sobretasas fijas debido a una dolarización que impide devaluar. De lo contrario abandonaría la CAN, pero el acuerdo con la Unión Europea nos ata a los documentos firmados por Colombia y Perú.
Los sueños atribuidos a la visión bolivariana corren peligro de esfumarse.