La inaudita condena al opositor ruso Navalny
La protesta en varias ciudades tuvo un epílogo digno de tiempos pasados: Alekséi Navalny
recibió tres años de cárcel por no presentarse al juez mientras se reponía de envenenamiento.
Alekséi Navalny pasará a la historia como un símbolo del riesgo que se corre si se es opositor en tiempos de la Rusia de Vladimir Putin.
El político condenado estuvo en octubre en un hospital de Alemania, en coma, padeciendo envenenamiento con una sustancia conocida como novichok, un agente nervioso.
La justicia rusa lo había obligado a presentarse ante el juez periódicamente, mientras gozaba de libertad condicional en un juicio por malversación. Pero parece obvio, asilado en un hospital por envenenamiento, ninguna persona puede ‘darse de alta’ para cumplir con el requerimiento que le hacían los letrados rusos.
La condena que recibió Navalny fue de tres años y medio de cárcel por incumplir los términos de su libertad condicional. Fue detenido a mediados de enero cuando regresó a Rusia.
La sola detención de Navalny provocó fuertes manifestaciones de sus partidarios en varias de las más importantes ciudades de la basta geografía rusa, y los manifestantes fueron duramente atacados por el aparato represivo ruso.
La atención de la prensa mundial puso en la mesa de la primera conversación entre el recientemente posesionado presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, y el presidente ruso, Vladimir Putin, este tema, entre otros de la agenda bilateral.
La detención de Navalny, más allá de las causas que pueda tener la justicia, es inaudita por la imposibilidad física del político opositor a presentarse si estaba en coma en Alemania.
El caso ha despertado una ola de protestas y comentarios pero el líder ruso se muestra implacable.
La nomenclatura rusa del antiguo Partido Comunista de la Unión Soviética prolongó su poder una vez caído el socialismo y se hizo de grandes empresas y del control político y económico del viejo eje de la otrora potencia revolucionaria: Rusia.
Ese país carecía de tradición democrática, pasó del cruel zarismo a la violenta revolución de los soviets. Después de los cambios tras la caída del muro, hoy tiene como líder al ex hombre fuerte de la KGB, servicio secreto poderoso en la Guerra Fría.