El año 2017 será para el ente municipal quiteño para dedicarse a las pequeñas obras. Muchas y en muchos distintos puntos.
El nuevo enfoque de la gestión del Cabildo tiene su lógica. Una vez entregadas las grandes obras que se planificaron hace años y se construyeron todo este tiempo, y salvo el presupuesto del Metro que de suyo es importante, el asunto ahora es dedicarse de lleno a la obra en los barrios, a las cuestiones que podrían parecer pequeñas pero que a la larga constituyen el pulso y la vida de la ciudad, si nos atenemos a la premisa de que la ciudad son sus vecinos.
Especial énfasis merecerán la continuidad y nuevos impulsos a los aspectos sociales y a la cooperación con el desarrollo integral de las familias y las personas, especialmente de los más pequeños. En esa línea, atender a los centros infantiles ha sido una tarea prioritaria y se debe entregar nuevos esfuerzos y recursos suficientes.
Retomando el debate de movilidad, y con la plena operación de las obras de gran envergadura de Carapungo y la avenida Granados, de próxima entrega, el dinero que se destinó a la compra de los nuevos y amplios buses biarticulados queda libre y por eso el presupuesto de ese rubro disminuye. El parque automotor estaba, al iniciar la administración, destartalado; el Cabildo hizo una repotenciación y planificó y ejecutó la importación de biarticulados.
Otro aspecto que merecerá prioridad es el bacheo de calles, una obra permanente que nunca cabe descuidar.