Paz y tensiones, a 100 años del fin de la I Guerra

No dejará de vitorearse, donde los pueblos han sufrido la guerra y la muerte, la conquista de la paz.

Bien supremo y uno de los más altos objetivos de la humanidad, el fin de semana se recordó con respeto y solemnidad en una serie de actos preparados en distintas capitales europeas, principalmente en París.

Hasta la ciudad luz acudieron hasta 70 jefes de Estado y Gobierno, entre ellos los de los países que vivieron el dolor de la guerra y sus rigores en dos conflagraciones que dejaron millones de muertos y una estela de tragedia y destrucción incalculable.
Pero los actos públicos, oficiales y académicos estuvieron matizados por varias peligrosas sombras que no dejan de preocupar a los hombres de buena voluntad de todo el planeta.

El presidente francés Emmanuel Macron bogó por el multilateralismo como camino para resolver los conflictos. E hizo bien.

Ya había quedado una atmósfera pesada en la última reunión de jefes de Estado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, cuando la idea debatida era mantener unos gastos de defensa conservadores, precisamente lo contrario al discurso del presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien los alentaba.

Esta misma postura fue motivo de nuevas tensiones con el alegato de Macron, quien señala que si los europeos aumentan los presupuestos militares es para construir autonomía y no para comprar armas a los Estados Unidos. Otra vez las diferencias afloraron y esa no fue la mejor señal en un día en que el mundo saluda la paz.

Pero Europa ha estado al acecho de otros fantasmas, como aquel del terrorismo, que trajo su huella de dolor, por lo cual el tema de la defensa y la seguridad sigue siendo central.

Tampoco hay que descuidar el drama humano de las migraciones masivas que llegaron desde Asia.

Otro tema inquieta de veras: el resurgimiento de corrientes extremas de las derechas y los nacionalismos, que se avivan cuando los problemas no pueden ser superados por gobiernos tradicionales y moderados y cuando la corrupción y la ingobernabilidad hacen carne. ¡Alerta!

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