De poco sirven los reconocimientos internacionales si una comunidad no logra resolver de modo satisfactorio sus servicios básicos. A más de un buen sistema de transporte público, el agua potable y la recolección de basura dicen mucho sobre la calidad de vida de una ciudad, y Quito no es la excepción.
La recolección oportuna de desechos se está volviendo un verdadero problema, una vez que el sistema de contenedores fracasó en algunos sectores de la ciudad por varias razones. Una de ellas es que los ciudadanos han estado utilizándolos inadecuadamente.
Quito vive hoy no solo las consecuencias de que las alarmas no hayan sonado a tiempo y no se haya buscado oportunamente las soluciones, sino los efectos de una dilatoria para que se tomen las decisiones técnicas elegidas por el responsable de Emaseo.
En esto tienen que ver, por una parte, algunos dirigentes sindicales que quieren mantener el estado de cosas con respecto al mantenimiento y reparación de los vehículos. De hecho, una salida se truncó por acciones radicales.
Por otra parte, algunos miembros del Concejo muestran una falta de interés rayana en la irresponsabilidad, al ver el problema solo bajo la óptica política y no desde el interés público. Debieran recordar la máxima de que no hay ganadores en equipos perdedores.
Quito merece una solución para que el problema no se agrave y la recolección se estabilice cuanto antes. El Concejo en su conjunto debe actuar.