El ser y el parecer. El concepto de un ciudadano de leyes y respeto a los derechos humanos y a la diversidad se forja no solamente en los discursos de campaña sino en acciones reales.
Una semana después de su posesión, Joseph Biden, presidente de los Estados Unidos, no deja de dar mensajes positivos con hechos congruentes con sus palabras.
La reciente conversación con el mandatario ruso Vladimir Putin es otra muestra de un espíritu abierto.
El planteamiento del acuerdo nuclear que formularon China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania en el año 2015 volverá a contar con la presencia de EE.UU., una buena noticia para traer a la mesa el asunto nuclear de Irán, cuya incidencia es determinante en la geopolítica de Oriente Próximo y Asia.
Con Putin se habló del tema de Ucrania y sobre la situación del disidente opositor al régimen ruso que ha generado tensión política.
El retorno al Acuerdo de París anunciado a primera hora tras la inauguración del nuevo gobierno es crucial y marca otra honda distancia con las posturas arrogantes de Trump. Biden es partidario de afrontar de verdad el tema del cambio climático y el calentamiento global.
Para el mundo latino el mensaje es claro. Ya no se construye el muro para separar a Estados Unidos y México. Biden habló con el Presidente de ese país y ha formulado un proceso de regularización para los inmigrantes hispanoparlantes hacia la tarjeta de residencia y futura ciudadanía.
El nombramiento de personajes significativos en altos cargos de la administración tiene un mensaje claro por la diversidad cultural y la aceptación del Congreso del nuevo y experimentado y calificado Secretario de Estado ( equivalente a nuestra Cancillería) es una señal del multilateralismo como política global.
En la relación bilateral con el Ecuador las cosas van bien y debemos profundizar el intercambio positivo.
El trabajo interno más importante, como dijo el Presidente en su discurso inaugural, será por la unión, restañar las heridas de la polarización y la brecha del racismo. Enorme tarea.