La comunidad científica ecuatoriana llega a un resultado luego de tres años de investigaciones en el mapa del ADN. Hay un fragmento común a todos.
El esfuerzo del laboratorio de Genética de la Universidad Central del Ecuador se soporta con entidades europeas que avalan los estudios.
Un esfuerzo científico que en el país data de 33 años de estudios del cromosoma tiene una línea donde encontrar asidero con las muestras que determinaron hace 20 años el origen étnico de los ecuatorianos.
Como publicamos hace cuatro años en este Diario, los genes que se derivan de la población que proviene del África están en el ADN de todos los ecuatorianos. La conclusión de la nueva investigación es que el gen kichwa es también una unidad molecular común entre nosotros.
Los primeros asentamientos humanos en lo que hoy es Ecuador (el nombre que adoptó todo nuestro territorio) datan de un período situado entre 9 000 y 7 200 años atrás.
Los datos consignados el fin de semana en un artículo de EL COMERCIO, dan cuenta de que la investigación citada, del genetista Fabricio González, se publicó en la Revista Forensic Science International Genetics, una de las de mayor prestigio en la Antropología Genética.
Los tres años de investigación se hicieron bajo el cobijo de un proyecto que se llama Ecugen, en el que intervienen genetistas de Alemania Dinamarca, España y Ecuador.
El análisis científico se hizo con muestras de ADN de 527 individuos de siete grupos como salasacas, otavalos, kichwas amazónicos, tsáchilas, afros de Esmeraldas y del Valle del río Chota, y mestizos de Quito.
El mestizaje protege a la especie. De lo contrario la consanguinidad en grupos pequeños de poblaciones aisladas puede desembocar en problemas de degeneraciones.
La investigación que llega a estas conclusiones, no para allí. El propósito de estudios genéticos, como este y otros consignados tiempo atrás, es una línea continua con aplicaciones médicas en la cura de enfermedades. Un propósito científico y altruista que debe seguir adelante.