El Ecuador acaba de recibir uno de los impactos anímicos más duros de los que se tenga memoria.
Más allá del derecho a la protesta, millones de ecuatorianos estuvieron paralizados por minorías violentas, saqueos, ataques delictivos y terroristas que dejaron ingentes pérdidas. Con los destrozos a Quito, los atracos a fincas productoras, la forzada participación de personas en las protestas y la devastación de la producción del campo todos perdemos, y mucho.
Establecer con exactitud el total de dinero perdido en esta protesta descarriada será tarea compleja, pero hay elementos. Los lecheros debían echar su producto al río. Son millones. Los floricultores deben evaluar los daños en las 40 fincas que exportan situadas en Imbabura, Pichincha y Cotopaxi, bloqueadas por la fuerza. Los saqueos en esas fincas y la pérdida de la exportación florícola los estima el gremio en USD 40 millones. Además,está el golpe a la credibilidad en los mercados mundiales y la afectación a los trabajadores que no pudieron ir a las plantaciones.
En cuanto al brócoli, estiman las pérdidas en USD 2 millones que no se exportó y USD 300 000 en pérdidas de producto del mercado local. Los bananeros perdieron el 25% de su operación exportadora. La industria, el comercio y la exportación, en las primeras estimaciones de las Cámaras, suman USD 1 900 millones.
Además están las tiendas de los barrios, los pequeños comercios, expendedores de frutas, caramelos, y agua, choferes que viven de su trabajo diario, impedidos de vender.
La razón poderosa para salir de este retraso inmenso es mejorar la economía, la productividad, procurar fuentes de trabajo y aportar entre todos a combatir la inequidad.
Un paro así, en nada ayuda. Las inversiones se irán a países estables y seguros. El esfuerzo por levantar la economía destruida por el esperpento revolucionario será colosal.
La sociedad restaña heridas y sale adelante, pero se polariza. Habrá tiempo de tomar cuentas, a agitadores y violentos de proyectos trasnochados, infiltrados y quienes optaron por destruir en vez de construir.