Cuando todas las luminarias se encienden para que Emelec celebre su tricampeonato, es hora de repensar el sistema del fútbol.
La ronda final fue muy disputada. A ella llegaron Liga Deportiva Universitaria, como ganador de la primera fase y Emelec como primero de la segunda etapa.
Los equipos disputaron dos emocionantes partidos en Portoviejo y Quito. El triunfo del club guayaquileño en la capital manabita por 3 a 1 le dio una cierta comodidad y su planteamiento táctico en Quito dejó resuelto el partido, con un empate que lo llevó al podio. Con su decimatercera copa, Emelec comparte honores con El Nacional.
Es verdad que Liga pudo liquidar el Campeonato en varios encuentros fallidos en la segunda vuelta sin problemas, pero sus tropiezos llevaron las cosas a una final con un triunfador nítido.
Más allá de estas incidencias, quedan muchas cosas por resolver para rescatar al fútbol ecuatoriano. El deporte rey despierta pasiones y muchas veces acarrea manifestaciones violentas. Ese es uno de los puntos en los cuales se debe trabajar colectivamente para hacer del espectáculo una fiesta de alegría y exhibición.
Otro tema clave está en los coletazos de los procesos en torno a las denuncias de corrupción en la FIFA y la dirigencia sudamericana, que salpican al fútbol.
Hay, sobre todo, que solucionar la realidad de equipos quebrados, sin pagar a sus jugadores y con deudas.
Quizá sea la hora, esta del final del Campeonato 2015, para emprender en un cambio limpio, radical y colectivo.