Desplante a Alemania

El anuncio del canciller Ricardo Patiño, respaldado ayer por el presidente Rafael Correa, sobre el cierre unilateral de la cooperación mantenida con Alemania, llama la atención por dos razones.

Por un lado, está el gesto poco diplomático al decir que se devolverá con intereses los USD 7 millones que ese país europeo entregó al programa Socio Bosque, y que se dará otros 7 millones para que los parlamentarios alemanes se capaciten “en temas de soberanía”. El Canciller argumentó que es inaceptable que estos legisladores hayan querido “supervisar” el trabajo del Gobierno.

Patiño ha sido el funcionario con más tiempo en la Cancillería, razón suficiente para suponer que un político experimentado debe dejar de lado sus aprensiones ideológicas y actuar en función de los intereses nacionales.

La cooperación alemana ha sido clave en el desarrollo económico, social y político del país. Y aunque parte de ella se haya dirigido a sectores que el Gobierno acusa ahora de ser opositores, en una democracia debe haber libertad para ejercer la política desde cualquier sector.

Por otro lado, sorprende que esta declaración se produzca la semana en que la Unión Europea, donde Alemania es su motor, amplió el sistema de preferencias a los productos ecuatorianos, hasta que rija el acuerdo comercial. Este instrumento busca fortalecer lazos comerciales y también debe procurar signos de amistad y madurez entre sus pueblos y gobernantes. Los frentes comercial y diplomático deben marchar al unísono.

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