Volcán: siempre alertas

Las señales físicas que dio el volcán Cotopaxi el 14 de agosto nos advertían que debemos estar siempre atentos, preparados.

Durante todo este tiempo, cierto es que con velocidades y destrezas dispares, varios poblados cercanos al volcán o que están en riesgo, si algún día se produce una erupción mayor, conocen y se empapan cada vez más del tema.

Es verdad que falta mucho y que todo esfuerzo no será suficiente, pero parecería que el rango de conciencia es mayor.

La colocación de un sistema de alarmas sonoras, en varios cantones de los sectores en riesgo, es un paso adelante.

Otra tarea que no debe desmayar es la reiterada planificación de simulacros, que permite a la autoridad evaluar la respuesta de los vecinos de los lugares donde hay peligro potencial; así como reforzar, allí donde haga falta, los programas de información e instrucción, las rutas de evacuación y los sitios donde se sitúan los albergues cercanos.

Tal vez cabe recalcar que la información debiera ser muy pedagógica y entregada con sustento técnico. Si bien de acuerdo con el estado de excepción vigente, solamente el Ministerio de Seguridad es la voz autorizada, se pudiera delegar esa responsabilidad a las ins­tancias técnicas probadas que tiene el país como el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.

Además, se deben orientar los espacios disponibles de programas preparados por el Estado y con sus propios medios a la prevención, sustituyendo la lucha política con esta motivación cívica.

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