Es inaudito, pero el borrador del informe de la Contraloría confirma lo que el Ministro de Energía ya viene advirtiendo. Hay 7 648 fisuras en la obra.
El riesgo en una construcción tan importante como costosa debe establecerse con precisión y las reparaciones deben ser oportunas.
Oportuno será también que las autoridades que contrataron a dedo -sin licitación, puesto que se trataba de préstamos de gobierno a gobierno- respondan al detalle.
El proyecto nació mal. Si bien el tema estaba en estudio desde hace muchos años -y así constaba en los planes maestros de electrificación-, las condiciones fueron cambiando. Cabe decir que las fuentes de agua disminuyeron por efecto de los cambios experimentados en el planeta, y con antelación los expertos advirtieron de una obra posiblemente sobredimensionada. Otros técnicos anotaron un posible riesgo sísmico, por la cercanía con el Reventador.
La colocación simbólica de una primera piedra en Carondelet a cargo de la ex presidenta Kirchner y del ex presidente Correa arrojó las primeras sombras, ya que nuestro país tuvo que pagar una cláusula de rescisión del contrato millonario con la empresa argentina elegida y que no tenía experiencia en el ramo.
Pero el empeño político primó sobre todas las cosas y en medio de un gran despliegue empezó el calvario para el país. La obra se retrasó por dificultades técnicas y hubo problemas de fiscalización. Pero, sobre todo, cuando el gigante hidroeléctrico entregó la obra la capacidad operativa plena nunca fue puesta a prueba.
Todos los cuestionamientos fueron abatidos con la fuerza propagandística y el poder concentrado. Recordemos el reportaje de este Diario sobre el costo de las obras en tiempos de silencio, imposición de rectificaciones y ataque inmisericorde ante cualquier observación.
Hoy, luego de las denuncias del ministro Carlos Pérez, llega el informe borrador de Contraloría. ¿Quién responde por los costos gigantescos del contrato? ¿Quién reparará la obra?¿Quién tiene la responsabilidad política y jurídica?