ECUADOR Y SUS RELACIONES
La evidencia muestra que el manejo del Ministerio de Relaciones Exteriores tiene un énfasis político. Nadie desconoce que el Presidente debe dirigir ese frente, pero hacerlo con un equipo profesional y equilibrado en el análisis de la geopolítica luce esencial.
El Canciller se dedica a demasiadas cuestiones de la política doméstica y tiene un equipo de asesores que le sustituye en varias de las reuniones del día a día que son claves, como muestra la agenda del Ministerio. Y nos referimos a las citas con personalidades que vienen del extranjero, al intercambio con embajadores de los países amigos y no necesariamente a los cocteles a los que tanto se ha estigmatizado.
En la línea de la política exterior la expulsión de la embajadora estadounidense del Ecuador marcó un momento. Recomponer esa relación y buscar un nuevo nombramiento de Washington es tan indispensable como complejo en atención a la agenda interna del Congreso de los EE.UU., que estudia y aprueba todos los nombramientos de embajadores.
Estar en buenas relaciones con EE.UU conviene a los intereses nacionales. Miles de ecuatorianos viven en Norteamérica y vendemos allá gran cantidad de productos, no solamente el petróleo estatal sino flores, atún, banano y frutas, etc. Debemos mantenernos allí pese a las dificultades añadidas por la crisis económica que ellos afrontan.
La negociación con Europa para nuestro comercio exterior es tan labrada como necesaria. Hay que abrir nuestra economía al mundo. Europa es un gran mercado pero las particularidades de los problemas que aquejan a la Zona Euro pueden perjudicarnos. La negociación ha sido lenta y los resultados tardan más de lo deseado.
Un giro es urgente.