El Presidente de la República anunció que el Ecuador reconoce al Estado palestino. Este puede ser un paso hacia una corriente universal que busca una ratificación jurídica de una realidad que poco a poco todos los Estados del mundo van admitiendo.
Ecuador, fiel a su tradición soberana, mantiene relaciones con un número importante de países en el mundo. Por ejemplo, las relaciones entre Ecuador e Israel son históricas, a tal punto, que cuando se trató el tema en las Naciones Unidas nuestro país fue uno de los promotores; las relaciones se han mantenido en buen nivel, pese a fricciones coyunturales en los últimos tiempos.
A la luz de una política internacional nítida, que privilegia la urgencia de abogar por la solución pacífica de las controversias y en pro de una convivencia civilizada, Ecuador cree que hay que trabajar de modo serio por superar las ancestrales brechas que separan a los pueblos de Israel y Palestina, y forjar en ese espacio geográfico las condiciones para una vida armónica, respetuosa, con fronteras bien delimitadas, en atención al marco jurídico de los tratados internacionales y para bien de los históricos pueblos de ambos Estados.
Buscar la paz requiere del reconocimiento de las dificultades. Pero también es verdad que la mayoría de palestinos e israelíes quieren esa paz como una seria aspiración y sus autoridades están llamadas a trabajar en esa línea, más allá de posturas extremas maximalistas pero minoritarias.
Es intolerable la expresión de líderes extremistas que en la geografía cercana de Oriente Próximo exhiben discursos anacrónicos y guerreristas inconvenientes.
Ecuador ama la paz y debe mantener relaciones con distintos Estados, respetando sus ideas políticas y creencias religiosas, y exigiendo una actitud recíproca considerada.