El refugiado bielorruso Aliaksandr Barankov salió del penal García Moreno después de haber estado detenido 83 días, porque su país pedía la extradición. La Corte Nacional de Justicia estudió el caso, denegó la extradición y ordenó su inmediata libertad. El caso de Barankov se ventiló públicamente a raíz de la visita del presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, quien mantuvo una reunión con el presidente Rafael Correa.
Lukashenko gobierna con mano dura su país, enfrenta acusaciones severas de violaciones a los derechos humanos y es considerado como un dictador. Las elecciones que ha ganado sucesivamente no se presumen transparentes.
Barankov llegó al Ecuador en octubre del 2009, tras un análisis que mostró que aquí no se pedía visa por la disposición constitucional de ciudadanía universal y por los miles de refugiados que Ecuador acoge. Obtuvo ese estatus en junio del 2010, que se vence el próximo 6 de septiembre.
Barankov sostiene que es perseguido por el régimen de Lukashenko, que le acusa de supuesto fraude. El reglamento para conceder el estatus de refugiado dice que ninguna persona será extraditada si su integridad corre riesgo.
Barankov cree que si vuelve a su país su vida estaría en peligro. Son los mismos argumentos que esgrime Julián Assange para suponer que si va a Suecia podría ser extraditado a EE.UU., donde aún no existe un juicio en su contra, y estaría en riesgo de muerte.
La decisión de la Corte está fundamentada y el debate sobre la paradoja del caso Assange con la situación de Barankov se comentó a escala mundial. La Corte ha tomado una decisión en firme y deja una salida para que el Estado ecuatoriano actúe con la coherencia que este caso demanda.