Los datos de la encuesta levantada por el Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas son espeluznantes. 280 000 jóvenes entre 12 y 17 años fueron entrevistados, y la conclusión es que la edad de inicio del consumo ha bajado a 12 años. Las drogas más usadas son marihuana, cocaína, base y éxtasis, entre otras sustancias.
Si los especialistas consideran que los jóvenes deben evitar la droga por su propia voluntad, la responsabilidad es colectiva: familia, colegio, Gobierno y Estado.
Todo empieza por casa. El entorno familiar, las buenas costumbres y hasta el ejemplo son esenciales. Es frecuente que el consumo de tabaco y alcohol se acepte como algo ‘natural’ y en esa atmósfera los niños lo asimilen, y así estimulen su curiosidad por el uso de cigarrillo y el licor, y otras drogas. Los hogares sin suficiente formación reproducen prácticas que no resultan sanas y es probable que los hogares desintegrados y la ausencia de las cabezas de familia -en muchos casos, por la emigración- propicien un ambiente poco ordenado.
Si los datos oficiales revelan que en algunos colegios se consume drogas y en sus alrededores se vende sustancias sin control, el ojo de la autoridad debe enfocarse en esa realidad. El documento señala que algunos expendedores de los jóvenes son compañeros de clases.
Además, el Estado y el Gobierno tienen un rol primordial. No se comprende que apenas esté por inaugurarse en marzo el primer centro estatal para tratar la adicción. El presupuesto oficial para campañas contra la adicción juvenil apenas suma USD 100 000 anuales. Algo inentendible cuando la opinión pública ve perpleja el derroche millonario de propaganda oficial y peor aún, aquellas campañas que fomentan el odio y la división.