El dolor inmenso del sueño que no se cumplió

Una nueva y desgarradora escena de dolor y muerte recorrió el mundo. Una fotografía de un padre y su hija de menos de dos años muertos produce un inmenso escalofrío.

La imagen esta vez trae dos nombres; ellos murieron ahogados el domingo. En la orilla, un pequeño bote de madera, solitario. Sus ocupantes sucumbieron en el último viaje.

La historia de estos dos salvadoreños refleja la historia de millones en su expresión más dolorosa. Hondureños, mexicanos, guatemaltecos, nicaragüenses, ecuatorianos, otros sudamericanos, muchos más.

La foto refleja la larga y triste historia de millones de latinoamericanos que buscan conquistar ‘la tierra prometida’, allá donde esperan cumplir ‘su sueño americano’. Muchos lo han conseguido, pero hoy Estados Unidos presiona a México para que frene la migración.

Los dos países tienen sus tensiones sempiternas. Una guerra y un despojo territorial escriben la página de la diplomacia por ‘otros métodos’.

Ahora está la amenaza de los aranceles. Y las imágenes de los constructores del muro, con sus tractores gigantes horadando el desierto, para apuntalar las estructuras de acero. Todo para que no pasen los ‘invasores’ del sur.

Se olvida el origen mismo de Estados Unidos. Muchos llegaron en son de conquista y como pioneros peregrinos. Millones bajaron de los barcos de esclavos para generar riqueza en las plantaciones de algodón y trabajar en las tareas más duras.

Así se forjó esa nación. Buscaban libertad. Con sangre de todos los continentes. Ahí, pese a todo, la población latina sigue creciendo, incide en la economía y la política, vota, pone senadores, congresistas, alcaldes y gobernadores.

Por eso es que la lógica debiera ser, desde la perspectiva distinta de los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, seguir adelante con el Tratado de Libre Comercio.

Generar opciones para que la economía fecunde y germine en tierra mexicana el trabajo y la prosperidad. Allá, al sur del río Bravo, donde se vive la ilusión de un río ‘grande’ que seca la vida.

Suplementos digitales