Noviembre y diciembre son meses complejos. Las luces, reuniones y celebraciones suelen asociarse con alegría, pero no todos lo viven de la misma manera. Para algunos, es una época de fiesta y emoción. Para otros, en cambio, el fin de año representa un desafío emocional. La presión social por cumplir con compromisos, mostrar felicidad, y enfrentar expectativas sobre “cerrar bien el año” puede ser abrumadora y perjudicial para la salud mental.
Las festividades vienen acompañadas de simbolismos y expectativas. La cercanía del nuevo año nos empuja a llevar a cabo balances personales y enfrentar pendientes. Esta “última oportunidad” parece forzarnos a evaluar logros, objetivos y cambios. Para quienes experimentan ansiedad, estrés o depresión, este peso simbólico puede hacer que diciembre se convierta en una época de tensión.
La Asociación Americana de Psicología ha reportado que la ansiedad y el estrés aumentan en diciembre y afectan niños, niñas, jóvenes, adultos y adultos mayores.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), 280 millones de personas padecen depresión, una condición que puede agravarse en épocas de alta presión social como el último mes del año. Hay estudios que indican que la soledad y la ausencia de familiares son factores comunes de estrés durante las fiestas, pero también hay en estas fechas una significativa carga emocional impuesta por la idea de que “todos deben estar felices”. Este mito, reforzado por campañas y mensajes comerciales, hace que aquellos que no se sienten así se vean atrapados en un ciclo de incomprensión y desamparo.
Es crucial recordar que estos meses no son sinónimo de felicidad para todos. Para quienes enfrentan problemas emocionales, cada reunión y cada festividad pueden aumentar la sensación de soledad o insuficiencia. Así, mientras algunos disfrutan de las festividades, otros luchan en silencio con sus propios demonios.
No es cuestión de ignorar las fiestas, sino de abrir espacios de apoyo y empatía para aquellos que las enfrentan con dificultad. Promover el respeto hacia diferentes emociones y reconocer la importancia de la salud mental en diciembre es esencial para construir un entorno en el que todos, independientemente de su situación emocional, encuentren algo de paz. Diciembre, por ejemplo, debería ser una época para celebrar, pero también para cuidar y acompañar a quienes lo necesitan.