Diálogo estridente

Una jornada de manifestaciones, réplicas y duros discursos volvió a vivir el país, a 10 días de la visita del santo padre.
El debate sigue en calles y tarimas y el diálogo que busca la Senplades se ahoga en medio de los discursos altisonantes.

No se puede instalar un diálogo en medio de la estridencia, excluyendo y discriminando desde el poder a quienes no piensan del mismo modo y descalificando desde la óptica oficial a los que no se considera interlocutores de buena fe.

Luego de las largas marchas y nutridas manifestaciones que durante varios días se expresaron en el país, tras el detonante de las leyes de herencia y plusvalía, el tono del retiro temporal luce como un compromiso político apenas asumido ante la coyuntura de la visita papal.

La enorme marcha de ayer en Guayaquil, convocada por el alcalde Nebot, la nutrida concentración y posterior marcha de Quito, con la presencia del alcalde Rodas, así como los duros y combativos discursos del Presidente en Manabí, no apuntalan un ambiente propicio para la visita del Papa, que debía ser abonado cuidadosamente por los proponentes.

En las actuales circunstancias, se hace caso omiso al pedido de tregua que plantea la Iglesia para una visita pastoral, en medio de una atmósfera cargada de tensiones alentadas desde el poder.
Los gritos y los insultos continúan, el diálogo propuesto para el tema de la equidad y la justicia social sucumbe a la voz estridente. Así, el Papa aterrizará en un país crispado y enervado, como ya lo estaba antes del llamado al gran debate.