El factor clave del bienestar es el empleo. Si hay trabajo y si se genera estabilidad, la economía personal mejora.
La economía del país experimenta tropiezos por distintas causas exógenas (la baja del precio del crudo, la apreciación del dólar) desde el último trimestre del año 2014, como anunció el Presidente cuando habló de un 2015 difícil. Uno de los resultados se expresa en la baja de empleo.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) entregó los datos de la última encuesta. En el segundo semestre de este año los números dicen lo siguiente: en lo que en el lenguaje oficial sitúa como ‘empleo adecuado’ se encuentra el 41% de la Población Económicamente Activa (PEA). El subempleo es del 16,3% y el desempleo, 5,3%.
Y aquí los comparativos: el empleo adecuado baja del 45,9% al 41%. El subempleo sube de 13,2% a 16,3%. El desempleo se mueve del 4,5% al 5,3%. Datos contundentes.
Varios expertos lo consideran recesión. La contracción es evidente y la experimentan distintos sectores de la economía como la construcción, el turismo, la venta de automóviles.
La recaudación tributaria, como se ha publicado en días pasados, ha bajado y los datos del PIB dicen que hay una caída del 3% en el primer trimestre. Se refiere a alojamiento, servicios de comida, correos y comunicaciones.
Esa es la foto, le llamen o no crisis. La factura la pagan los desempleados y los subempleados, que son más.