Luego de cinco días de agrias posturas en torno al conteo de votos y las sospechas que se intentaron levantar, la salida civilizada fue dar paso a conteos y recuentos en busca de la verdad histórica del pronunciamiento popular.
En democracia, la gente habla con el voto y en las urnas. El respeto irrestricto a esa manifestación popular es la base del sistema que, por más falencias y grietas que muestre, debe ser el sostén del ejercicio del poder.
Tras el acuerdo alcanzado en el Consejo Electoral con los dos políticos protagonistas de las opciones que se atribuyen estar en el balotaje, todo parecía superado. Iríamos al conteo, conforme el documento suscrito. La palabra es sagrada.
Pero enseguida empezaron a circular documentos, cartas, aclaraciones y posturas que en alguna medida diferían del acuerdo saludable que el país saludó con alivio.
La demora exagerada en formular los contenidos del instructivo corre a cargo del Consejo Nacional Electoral. Los desacuerdos entre sus vocales han sido telón de fondo de los prolegómenos de las elecciones y ahora afectan esta fase del proceso.
La demora llama la atención y desgasta. Entes como las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, cuyos observadores han seguido el proceso y han acompañado la salida, muestran resquemor. Lo propio ocurre con la inquietud del Presidente de la República.
Mientras esto sucede, las partes en contienda se ponen tensas. Algunas facciones maximalistas de grupos indígenas que serían partidarias del candidato de Pachakutik ya anuncian movilizaciones a Quito.
La ciudad vivió uno de los episodios más violentos y tristes de su historia en las jornadas de octubre del 2019, y sería penoso que se repitieran escenas que perturban la paz pública y polarizan posiciones.
La autoridad debe formular un instructivo claro y corto. Los delegados políticos deben acatarlo y seguir atentamente los recuentos, en el tiempo, modo y formas acordados. El país merece respeto a la voluntad popular para ir a la segunda vuelta en paz. Hay muchas tareas por hacer.