El país registró su sexto trimestre consecutivo de contracción económica. Entre enero y marzo del presente año, la variación del producto interno bruto (PIB) fue del 5,6% respecto de igual período del año pasado.
Esta caída de la producción no resulta muy sorpresiva, ya que la comparación se hace en relación con un período de relativa normalidad, como fue el primer trimestre del 2020. Hay que recordar que el confinamiento arrancó oficialmente el 16 de marzo del año pasado, y sus efectos en la producción nacional se sintieron profundamente en el segundo trimestre del 2020, cuando la economía se hundió un 12,8%.
El país tocó fondo entre abril y junio de ese año. Desde ahí en adelante se ha registrado una lenta recuperación de la actividad productiva, la cual ha ido al vaivén de las medidas de restricción establecidas por el COE nacional, siempre atadas a la evolución de los contagios.
El menor gasto del Gobierno, producto del ajuste fiscal, así como la baja inversión de las empresas, debido a la reducción de la demanda, fueron los principales factores que explican la contracción de la economía.
Al analizar por actividades productivas, apenas tres de los 18 sectores mostraron números positivos: pesca, correos y refinación de petróleo.
Del otro lado, los sectores más golpeados por la crisis fueron aquellos cuyas actividades se deben realizar presencialmente, entre ellas la construcción, el alojamiento, servicios de comida, el transporte, la educación y el servicio doméstico.
Ahora, el escenario para los próximos trimestres del año es más alentador. Por un lado, se prevé que el segundo trimestre tenga números positivos en términos anuales, ya que la comparación se hará frente a un período de muy baja actividad económica. Por otro lado, con el cambio de gobierno hay más optimismo de las empresas, según las encuestas del Banco Central, lo que puede traducirse en más inversión.
El plan de vacunación será clave para pensar en una reactivación económica. Eso se verá en el segundo semestre, que acaba de empezar.