Agua ha corrido bajo el puente desde el Primero de Mayo, cuando en un acto del movimiento Alianza País se anunció un nuevo Código del Trabajo.
Las ideas contrapuestas de Gobierno, trabajadores y empresarios no permiten atisbar acuerdos viables, en primera instancia, aun cuando son deseables, indispensables, se diría.
Si el Gobierno proclama que será un código revolucionario, los trabajadores, indígenas y sectores sociales creen que será un código regresivo. Los empresarios, empero, estiman que podrían ser un instrumento que no incentive la confianza y la inversión.
Pero todo se mueve en el terreno de las ideas y hasta especulaciones hasta que no llegue a la Asamblea Nacional el texto que emane del poder Ejecutivo.
Esta semana llegará el texto pulido a manos del Presidente. Así lo ofreció el ministro Carlos Marx Carrasco en entrevista con EcuadoRadio.
Betty Carrillo, la oficialista presidenta de la Comisión de lo Laboral de la Legislatura, estima que este documento será un insumo más, junto a otros, para el trabajo del proyecto final. Esa sola perspectiva alienta al ministro Marx Carrasco a lanzar una hipótesis.
El Presidente podría considerar acaso la vía de un proyecto económico urgente para aligerar los tiempos, y con lo cual la comisión que preside Carrillo perdería su manejo.
Mientras, el país espera detalles técnicos y no solo debates políticos. Para todo ello la atmósfera de diálogo pleno es condición esencial y democrática.