Cuba sorprende otra vez al mundo con noticias que hasta hace poco hubiesen sido impensables e imposibles políticamente.
El presidente del Consejo de Ministros y Secretario General del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, visitó a Su Santidad el papa Francisco, en Roma.
La revolución cubana se identificó durante décadas con la doctrina marxista-leninista. Su relación fraterna con las ideas del poderoso Partido Comunista de la Unión Soviética, el hermanamiento con los países de la ‘Cortina de hierro’ y la adhesión a tesis políticas radicales, más allá de los subsidios del mundo socialista, siempre conllevaron una visión distante de la jerarquía de la Curia romana.
Esa fuerza que se imprimió poco a poco en la educación laica y ciertas visiones que colindaban con el ateísmo, siempre sufrieron choques con las creencias religiosas de una parte del pueblo cubano. El sincretismo entre las ideas ancestrales y la religión católica tuvo en Cuba una de las experiencias más ricas de todo nuestro continente.
Los hermanos Castro, líderes del movimiento 19 de Julio y de la guerrilla en Sierra Maestra, que derrocaron a la dictadura de Batista, tuvieron una formación religiosa en su niñez y adolescencia. La revolución los distanció de la Iglesia y acaso al mismo pueblo del culto. Pero desde las visitas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, las cosas han cambiado.
Hoy, Raúl Castro repiensa sus enfoques sobre la Iglesia y visita al Papa. Habrá que ver si es una jugada de ajedrez o un cambio real en sus convicciones.