La gente en Venezuela ya no aguanta más. Mientras el presidente Nicolás Maduro apura medidas económicas extremas, la crisis económica y de libertades sigue haciendo agua y expulsando a personas que se sienten indefensas.
Los datos académicos hablan de un éxodo de tres millones de personas desde que el comandante Hugo Chávez asumió el poder.
Primero se fueron los que tenían inversiones afuera y posibilidades de emigrar sin mayores apreturas; luego fueron profesionales y la clase media; ahora el éxodo es de todas las capas.
Ecuador ha visto una cara amarga de la crisis en el dolor y la desesperanza de miles y miles de personas y los flujos de gente que cruza la frontera, muchas veces a pie, para tratar de asentarse en nuestra tierra o seguir rumbo al sur.
Nuestro país ha sido expulsor de migrantes durante décadas a la propia Venezuela, a Estados Unidos y a Europa. Frente a la crisis, el Gobierno exige el pasaporte, una decisión cuestionada por la Defensoría del Pueblo y que en la práctica no se está cumpliendo.
Las iniciativas regionales y aun la convocatoria ‘técnica’ de Ecuador incluye a representantes del gobierno chavista de Nicolás Maduro, lo cual puede ser un obstáculo a posibles salidas.
Es difícil que ese Gobierno se reconozca como el causante de la grave crisis interna y de sus consecuencias humanitarias a nivel regional. Pero el problema es cada día más lacerante y amerita una salida urgente.