Categórico. El informe de Naciones Unidas concluye que en la matanza de 1 400 personas -civiles inocentes, entre ellos, niños- se usó el gas sarín. El anuncio lo hizo en Nueva York el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Pese a que se desconoce con precisión la autoría de la matanza, los dardos apuntan al Gobierno sirio. Al menos eso dicen líderes occidentales como el secretario de Estado norteamericano John Kerry. Con esos argumentos los gobiernos de Estados Unidos, Francia e Inglaterra buscaron encabezar una ofensiva puntual para destruir armas químicas.
El Primer Ministro británico sufrió un revés en el Parlamento, mientras que en el Congreso de Estados Unidos se abrió un compás de espera propuesto por el propio presidente Barack Obama hasta comprobar si las comprometidas gestiones rusas de forzar a su aliado sirio a entregar las armas químicas dan resultado.
Siria es una potencia en armas químicas y el gobierno dictatorial de Bashar al Asad sostiene una brutal guerra civil que ha causado más de 100 000 muertos desde 2011.
Hay quienes creen que los culpables de la matanza están fuera del Gobierno sirio, al apuntar a grupos de allegados cansados de la larga guerra civil; también se señala a los rebeldes, con el supuesto propósito de culpar a Al Asad.
El próximo reto será encontrar responsables e iniciar cuanto antes el desarme químico total.