LA CORTE Y SU FALLO
Entre las presiones políticas oficiales y una serie de argumentos y alegatos sobre la constitucionalidad y pertinencia de las preguntas enviadas por el Régimen, la Corte Constitucional precipitó un fallo que dará de qué hablar por mucho tiempo.
El análisis encomendado tenía un plazo perentorio que vencía el martes de la semana entrante, empero, los magistrados, quizá constreñidos por la tremenda presión de la opinión pública y de una campaña anticipada de propaganda que lanzó el Ejecutivo, apresuraron el conocimiento de los dos informes que fueron encargados a los jueces constitucionales Pacari y Brhunis y que dividían los contenidos en dos partes.
Una relativa a las reformas o enmiendas constitucionales (que configura un referendo) y otra, a las preguntas de consulta que deberán tramitarse en reformas posteriores en caso de ser aprobadas en las urnas.
Muchos constitucionalistas prestigiosos y expertos argumentaron que para reformar la Constitución de Montecristi era menester observar unos pasos que la propia Carta Magna contemplaba. Pese a las consideraciones de la magistrada Nina Pacari, la mayoría de la autoprorrogada Corte Constitucional dio paso a las preguntas y modificó algunos de los textos, cuya redacción final no se divulgaba hasta la tarde de ayer.
Así operó, al apuro, la Corte cuestionada, que la semana pasada daba marcha atrás a su propio fallo en un sonado caso que aún debe explicar al país. Dieron licencia al secretario presuntamente inculpado y, como si con ellos no fuera la cosa, emprendieron en una maratónica sesión. El resultado del análisis jurídico, que debió ser profundo, llevará al Ecuador a las urnas para decidir temas de reforma constitucional de grave incidencia en su futuro democrático.