EL CONTROL DE PRECIOS

La visión liberal clásica dice que los precios se regulan por sí solos en atención a esas leyes no escritas de la oferta y la demanda. Los flujos de alimentos y sus precios obedecen a distintas variables sobre las que no cabe profundizar pero que la gente conoce a la perfección: Clima, costos de transporte, cosechas abundantes o recolección fallida y cultura de consumo signada hasta por la temporada.

El Gobierno anunció precios referenciales. Como lo han registrado los medios de comunicación, a la entrada de mercados como el Mayorista de Quito esos listados se exhiben. La exigencia habla de etiquetas en los productos a fin de proteger las economía de las economías.

Los vendedores expresan sus críticas a la medida y piden capacitación para manejar los márgenes de precios y oscilar en un rango aceptable que les permita obtener una ganancia -legítima puesto que ellos empeñan un capital-, pero a la vez aceptable para sus clientes.

De los 16 productos fijados, nuestra reportería estableció, en la visita que el Intendente de Pichincha hizo al Mercado Mayorista por donde pasa el 35% de los productos que llegan a Quito, que en tomate y arveja esos precios referenciales no han podido regir.

Los comerciantes explican que la condición de bienes perecibles hacen imposible el precio referencial oficial. El control de precios es difícil, no siempre objetivo y pocas veces efectivo.

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