La Función de Transparencia es la única que todavía no se ha completado desde que entró en vigor la nueva Constitución. El Contralor del Estado es quien está al frente de ella.
Si el actual Contralor quiere optar por un nuevo período deberá presentar su renuncia antes de mediados de mes. La Función de Transparencia deberá ser designada en un cenáculo de electores que a su vez reciben delegación de las funciones del Estado y de la ciudadanía a través de comisiones ciudadanas que designa el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Ellos tendrán por misión elegir al Defensor Público, al Contralor y a los vocales del Tribunal Contencioso Electoral. El Consejo de Participación Ciudadana, que por ley debe ser independiente, en la práctica está dominado por vocales afines al Gobierno.
En este contexto el Contralor es pieza clave puesto que preside la Función de Transparencia. El actual Contralor General del Estado provino de una elección del antiguo Congreso. Carlos Pólit fue alto funcionario del gobierno del ex presidente Lucio Gutiérrez pero ha mantenido una buena relación con el actual Presidente de la República. Su elección, al decir del legislador Gilmar Gutiérrez, sería la confirmación de su falta de independencia.
El Contralor del Estado es el máximo responsable de una entidad llamada a preservar los intereses de la colectividad a través del buen uso de los fondos públicos y su riguroso gasto y pulcra utilización. Conviene contar con un organismo de alta calidad técnica y desprovisto de las presiones políticas coyunturales.
La Función de Transparencia es la guinda que le falta al pastel del control de poder del Régimen.