Fue una sorpresa para todos. Sin previo aviso voló a Carolina del Norte (Estados Unidos) el Presidente del Ecuador con una importante comitiva de ministros y secretarios. Fue en plena crisis del huracán Sandy y a la noticia no se la llevó el viento.
El encuentro no fue casual ni improvisado. El millonario David Murdock, que vino a Ecuador en septiembre, recibió al Presidente y su comitiva ministerial para hablar de un proyecto que el Gobierno viene impulsando: la Ciudad del Conocimiento, Yachak (por su nombre en quichua), que se levantará en una gran extensión de campos de cultivo de primera calidad en Imbabura. Para ello se expropiaron varios predios de pequeño, mediano y gran tamaño. Se anuncia la planificación y construcción de infraestructura física, aulas e interconexión para estar a tono con el mundo globalizado.
Se trata de gestar un laboratorio de conocimiento e investigación científica. Y allí es donde empatan los sueños de Murdock, obsesionado por la prolongación de la vida, que busca por la vía de la investigación científica, el elixir de la juventud como en viejas leyendas literarias. Por eso donó millones a la Universidad de Carolina del Norte y podría ser un donante para el proyecto ecuatoriano. Los más agudos sospechan que Ecuador pudiera entregar el precioso material de sus selvas vírgenes, los productos de la tierra preservados por los pueblos ancestrales, patentes, medicinas, como parte de la colaboración científica. Poco se ha dicho públicamente sobre el proyecto de la Ciudad del Conocimiento, considerado por el Gobierno como uno de los más importantes en función de su impacto en la educación y la tecnología.
La irrupción del proyecto de Murdock puede ser una magnífica ocasión para poner al día al país en esa materia.