La Concordia es cantón de la provincia de Esmeraldas desde noviembre del 2007. Tiene 60 000 habitantes. Siempre han sido conflictivas las elecciones allí. Los padrones suelen ser cuestionados y la hegemonía parece vital para movimientos que tienen proyección en la política
Con el decreto 946, el Presidente convoca a los ciudadanos de La Concordia a decidir si quieren pertenecer a la provincia de Esmeraldas, como sucede ahora, o a la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Muchos se preguntan la razón para omitir de la papeleta la posibilidad de escoger la pertenencia a Pichincha.
La madre del cordero está en que el resultado puede desplazar una curul parlamentaria de una provincia a otra. Dos fuerzas hegemónicas están en el escenario coyuntural con particular interés político, el MPD y
Alianza País.
La comisión parlamentaria de límites internos advirtió los riesgos de estas consultas. Existen también otras zonas conflictivas en el país donde ni siquiera existen linderos. Un contrasentido con el discurso esgrimido al principio del Gobierno, cuando se hablaba de grandes regiones que agrupen a provincias. Estas disputas intestinas parecen ir en contravía.
En el corto tiempo que media hasta la fecha de la consulta quedan interrogantes. Vale saber si La Concordia contará con un padrón limpio, sin nombres infiltrados que inflen los registros y alteren la voluntad popular.
El reto para las autoridades de seguridad es muy grande. Habrá que celebrar los comicios sin violencia. También es una prueba de fuego para el Consejo Nacional Electoral, cuyo presidente es amigo del Jefe de Estado. Debe probar su independencia y su capacidad organizativa.