COMUNICACIÓN: LEY EN LA AGENDA

En la primera semana de junio puede estar en la agenda de la Asamblea, para su votación definitiva, el proyecto de Ley de Comunicación que ha sido una bandera obsesiva del Presidente.

Hay un mandato de la consulta y el Régimen de Transición para que se apruebe una ley, cierto es, pero ese mandato no debe ni puede constituir una mordaza a la prensa libre, a la capacidad de investigar lo que el poder quiere ocultar y ventilarlo a la opinión pública.

Hay un acuerdo ético-político firmado en diciembre del 2009 que de forma explícita dice que el Consejo de Regulación debe ser independiente. No estarán representantes ni del poder gobernante ni de los medios.

Para el Gobierno es punto de honor la guerra planetaria contra los medios, fustigó a la prensa hasta en su tercera posesión y criticó duramente a los medios del continente. Los medios mal llamados públicos aquí son cada vez más espacios de propaganda oficial y panegíricos al líder y no cumplen una función abierta y plural.

Si el proyecto se aprueba se puede confundir el rol de los medios como servicio público controlado por el poder y alcanzar normas punitivas para medios, periodistas o quien se exprese en ellos y controlar a las redes sociales, un signo abierto y libre de los tiempos.

Si el proyecto pasa así, la libertad de prensa consagrada en la Constitución y los tratados internacionales habrá sufrido un golpe de gracia.

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