Una obra que durante años estuvo postergada se entregó de manera directa a la empresa Sinohydro, con capital del Gobierno de la República Popular China. El megaproyecto hidroeléctrico estará listo para los primeros meses del 2016, según el compromiso contractual, y costará USD 2 200 millones. La obra se empezó a construir tras largos años de estudios y discusiones y con algunas interrogantes sobre el volumen de los caudales de agua que permitirán la generación de energía.
Cabe recordar, además, que en primera instancia el Gobierno anunció un acuerdo con una empresa argentina que falló y le costó al país una jugosa indemnización.
Pero la obra está en marcha. Hay 1200 trabajadores: 900 ecuatorianos y 300 chinos. Más allá de las dificultades propias de trabajar en una zona de espesa vegetación e intrincada geografía -es una ceja de montaña-, las condiciones laborales no parecen las mejores.
Mucho se comenta de la mala reputación del ambiente laboral que existe en la propia China Popular, dominada por un partido único. Pese a haberse abierto al capital foráneo, esa nación tiene ese saldo negativo.
Hay quejas de malos tratos, se registran denuncias en el Ministerio de Relaciones Laborales y varios trabajadores que salieron de la empresa denuncian malas condiciones para el trabajo, según la reportería de este Diario. Mala comida, enfermedades recurrentes por falta de higiene y sanidad mínimas, y hasta maltratos son algunos de los problemas detectados que preocupan.
Las autoridades deben aplicar un control efectivo para garantizar las condiciones de seguridad industrial, salud y ambiente laboral de los trabajadores que entregan su esfuerzo en una obra de gran importancia.