La ciudad y los perros

La proliferación de perros callejeros en diversos barrios de la capital es un fenómeno al que se suma la despreocupación de quienes se declaran sus dueños.

El tema es de actualidad, tras el ataque que sufrió hace poco un adolescente en una barriada del norte. Hace unos meses, una moradora del sur murió por mordeduras de perros callejeros.

Después de una evaluación sobre su comportamiento, la oficina municipal respectiva ha decidido que a los cuatro animales se les aplicará la eutanasia.

Urbanimal se preocupa y promueve la esterilización de los perros para evitar la creciente población ambulante. Pero el de los perros amenaza con volverse un problema de seguridad. Según los datos del Ministerio de Salud, el año pasado hubo 2 427 atenciones por mordeduras. Obviamente, hay subregistro.

En el caso del adolescente atacado, los propietarios defienden al can bajo el argumento de que ni siquiera cuando han entrado a robar en casa el perro ha reaccionado agresivamente. Pero hay un vídeo y el joven fue herido.

El mascotismo provoca debates más turbulentos que la política y los crímenes de lesa humanidad. Mientras unas personas defienden el derecho a tener mascotas, otras creen que se las cosifica. Hay quienes les dan un trato que a veces se niega a los seres humanos.

Ninguna exageración es sana pero, sobre todo, debe haber responsabilidad sobre la tenencia de los perros. Quito no puede convertirse en la ciudad de los perros callejeros.

Suplementos digitales