El país conoció sorprendido y ruborizado una grabación difundida por redes sociales con un extraño incidente.
El registro – subrepticio acaso – de un fuerte roce verbal entre dos miembros del Consejo Nacional de la Judicatura transitorio pone al desnudo una pugna entre dos de sus vocales, palabras duras y amenazas de violencia física.
Esto la sociedad no lo puede tolerar, peor si se trata de los vocales de un alto organismo llamados a rescatar la imagen de la justicia, que se arrastra por los suelos por su falta de independencia y múltiples denuncias de actos oscuros.
El caso tenía que ver con acusaciones al director Ejecutivo del CNJ transitorio quien se halla con sus funciones suspendidas.
La reacción del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio es lógica e inmediata. Julio César Trujillo anunció el adelanto de la formulación del reglamento que dé paso a los nombramientos definitivos en el Consejo Nacional de la Judicatura.
Este enojoso episodio empaña la marcha de un proceso de renovación, transparencia y análisis de los actos ocurridos en los años pasados.
Si el Gobierno anterior metió las manos en la justicia – metáfora que la anunció en voz alta – y esto comprometió a los jueces y fiscales con el poder Ejecutivo, los actos recientes, ventilados por una filtración, avergüenzan a todo el país y es preferible cortar por lo sano, integrar el CNJ de modo definitivo, y que nadie meta las manos en la justicia.