Cartagena de Indias fue la ciudad anfitriona de un evento especial: la VI Cumbre de las Américas, donde los desacuerdos sobre el caso cubano y la exclusión del reclamo argentino por las Malvinas tampoco deben ocultar el tratamiento de un tema delicado y que interesa a toda la región: la lucha contra el narcotráfico.
Constituye un avance que se haya tocado con frontalidad el asunto del flagelo de las drogas y el negocio criminal del narcotráfico. Arribar a un consenso no es tarea fácil. Queda la evidencia de que el camino escogido para luchar con la fuerza contra el narcotráfico no dio resultados.
La propia Colombia puede dar testimonio y hoy México sufre el embate de la violencia y la muerte. El crimen organizado y el sicariato dejan su huella de dolor. Lo mismo en las favelas de Brasil como en la otrora isla de paz del Ecuador. Igual en Centroamérica que en Argentina. Buscar acuerdos globales es un reto tras la VI Cumbre.
En la cita de Cartagena aspectos sociales, de educación, tecnología e intercambio comercial motivaron importantes foros sociales y empresariales de proyección.
El presidente Santos planteó el caso de Cuba. Muchos países comparten que una nueva cita (Panamá en el 2015) no debe realizarse sin la presencia del Gobierno de la Isla. A Cuba le separa del resto su sistema de partido único y la falta de libertades, entre ellas la de expresión. EE.UU., y Canadá se opusieron al documento final.
La presidenta Argentina no quedó satisfecha al no haberse tratado el asunto de las Malvinas. Ambos temas fueron planteados con antelación por el presidente Correa. Quizá debió ir a la Cumbre para expresar su pensamiento.
La cita, por varias razones, dejó un sabor agridulce.