Como en muchos aspectos en el país, la rigurosa Ley de Tránsito, que ya completó el 29 de marzo un año en vigor, no se puede completar. La razón: la Agencia Nacional de Tránsito no monta todavía las escuelas de conducción a las que se supone deberían ir los choferes que perdieron hasta 30 puntos por distintas causas. En todo el país se registra a 5 465 conductores que cayeron en esa limitación en el último año. Solo en la ciudad de Quito la cifra asciende a 1 640.
Lo curioso de todo es que muchos siguen manejando vehículos pese a su demostrada irresponsabilidad, falta de respeto de las normas vigentes y sucesivas infracciones cometidas. Se violenta expresamente la disposición de la Ley de Tránsito que dice que la licencia debe suspenderse por 60 días, una vez perdidos los 30 puntos. La única opción que da la Ley para limpiar el expediente la primera vez que esos puntos se completen es con un curso en los sitios autorizados. El problema es que las autoridades todavía no los establecen.
El nuevo procedimiento dice que se debe citar al infractor, que tiene opción de apelar la falta. Hay en Pichincha 280 000 boletas de infracciones. El número ilustra la calidad de la conducción de los conductores profesionales.
En el país los accidentes de tránsito siguen siendo una importante causa de mortalidad. Muchos de esos accidentes se producen por la imprudencia de los choferes. La mayoría de las tragedias mortales son ocasionadas por profesionales del volante. En muchos casos las informaciones dicen que se dan a la fuga.
No solo basta con hacer cada vez leyes más estrictas. Hacen falta controles técnicos, dispositivos para limitar la velocidad y que las autoridades y los ciudadanos tomen conciencia de la situación.