Chile volvió a sufrir un fuerte terremoto; como consecuencia, las marejadas del tsunami fueron devastadoras.
La primera reacción que provoca es una solidaridad muy grande. Sin embargo no podemos dejar de admirar cómo Chile, un país del mismo continente, supo aprender de sus propios errores y construir comunidad. Una institucionalidad con metas claras, un sistema de alertas tempranas bien instalado y eficaz, una prensa libre e independiente fuerte, que sabe actuar con responsabilidad sin ataduras. Todos, matices que nos diferencian y nos alientan a reflexiones y cambios.
Allá se movilizó en poco tiempo a millones de personas en la franja costera y con ello se salvaron miles de vidas.
En Chile hay un fondo de ahorro grande para contingencias que se activa, como antes ocurrió en el terremoto y maremoto del 2010. Allá se trabajó con seriedad en un sistema alternativo de comunicaciones que funcione aun sin teléfonos convencionales y celulares y sin luz eléctrica.
Chile se parece al Ecuador. Es tierra de muchos volcanes. Los sismos, cierto es, suelen ser más fuertes que en nuestro país, pero las inundaciones son constantes por su perfil costanero. Nosotros estamos expuestos a terremotos, erupciones volcánicas, deslaves y además inundaciones como la que se puede avecinar con un fenómeno El Niño fuerte.
Abramos, de una vez por todas, los ojos y la mente, preparémonos para una información seria y abierta y atenuemos juntos los impactos que los fenómenos naturales nos puedan deparar.